Uno de los atributos del carácter de Dios es que, Él es conocible.

¿A qué me refiero?

Que aunque Dios es Soberano, Sublime y Eterno; también Él es Omnipresente, (según el diccionario de la RAE significa: “Que está presente a la vez en todas partes, es atributo sólo de Dios”).


Así que, en donde estás tú en este preciso momento, Él también está.


Está a tu alcance, Dios está disponible y dispuesto a mantenerse en contacto contigo, y quiere escuchar lo que tú tengas que decirle, pero también quiere que aprendas cómo escucharlo a Él.

En la Biblia, podemos darnos cuenta que Dios siempre ha buscado la manera de poder tener una conexión con el ser humano.

¿Cómo? De muchas formas, por ejemplo:


  1. Adán y Eva mediante la creación (Génesis 2:9-12)
  2. A Elías, mediante un viento muy suave y apacible (1 Reyes 19:11-13)
  3. A Samuel con voz audible (1 Samuel 3:1-4)
  4. Al pueblo de Israel a través de Moisés (Éxodo 3:14-18)

Y hay muchos más, pero lo vital es saber que Dios desea comunicarse con nosotros, (constantemente está haciéndolo), y aunque nos cuesta trabajo identificar su voz, hoy quiero dejar en tu corazón que es tan posible como tu lo desees, porque Dios ya proveyó lo necesario para que esto sea real: JESÚS.


Estamos en la época del año que conocemos como: “Semana Santa” y es evidente que todos conocemos que Jesús dio su vida en una cruz, fue a una tumba y al tercer día resucitó. Pero no queda sólo como un hecho histórico, sino que trae una trascendencia más profunda de lo que podemos imaginar. 


La Biblia nos enseña que el sacrificio que Jesús hizo nos da el acceso total a Dios, todo lo que nos separaba de Él, Jesús lo hizo a un lado, y si creíamos que escucharlo era difícil pues la noticia es que YA NO ES ASÍ. 


“Jesús explicó: “Yo soy el Camino, Yo soy la Verdad, y Yo soy la Vida. Nadie viene al lado del Padre, sino a través de la unión conmigo. Conocerme es conocer también a mi Padre”.

S. Juan 14:6 (TPT)

Sí, Jesús es el medio, y Él es una forma clara de cómo escuchar y conocer a Dios; y por último quiero aconsejarte, que leas la Biblia, ahí está plasmado el carácter de Dios, su corazón y no hay algo más fidedigno que lo que ya dejó para nosotros.


Así que, ¡simplemente pregúntale lo que desees saber!

Puedes hacerlo en donde te encuentres, en donde te desenvuelvas, mientras caminas, cocinas o en el momento en que estás descansando, leyendo, etc. 



Claro que hay cosas que nos impiden escuchar correctamente, incluso podemos confundirnos, pero para esto, te invito a que adquieras el curso de Sam Niembro (“Escuchando la voz de Dios"), en donde explica más a detalle y de una forma muy práctica y sencilla. 



Por lo tanto, te aseguro, que mientras más atención pongas, te darás cuenta que Dios te ha estado hablando de muchas formas que quizá tu llegaste a ignorar.

Y es normal, no te culpes por ello, porque crecemos con la idea de que Dios no está “disponible” para nosotros. Pero Dios está a tu alcance y anhela que escuches lo que tiene que decirte.

¡Sólo atrévete desde hoy!


¿Cómo empezar?


1.- Primero, identifica aquellas cosas con las que te sientes más cómodo.

Por ejemplo: la naturaleza, los deportes, las películas, la música, incluso hasta tu misma profesión. 

2.- Escribe, lo que necesitas escuchar.

Por ejemplo: “¿Cuán amado/a soy?, ¿Cómo puedo amar a los demás?, etc. 

3.- Mantente expectante. Es decir, receptivo/a y pon atención con las cosas de tu alrededor.

(Así sea, que creas que es lo más “insignificante” porque incluso Dios, puede hablarte tan solo con la sonrisa de un niño, el sonido de la lluvia, una escena de alguna película, etc.)

4.- Anota lo que hayas percibido, ponle fecha y guárdalo. 

5.- Cuando se te olvide lo que Dios te ha dicho, regresa a tus anotaciones y lee lo que ya te dijo anteriormente.

¡Cuéntanos cómo lo hiciste, y sobre todo la nueva experiencia que tuviste!


¡Inicia la conversación, Dios de ninguna manera

se quedará callado!



Escrito por: Keren Álvarez