¿Qué dice Dios acerca del hombre y de la mujer, y de qué manera los estamos viendo?


Vivimos en una cultura en donde la mujer es menospreciada si no cumple con estándares físicos o estéticos, pero también en donde al hombre sólamente se le da mérito por su capacidad de solventar económicamente a una familia. La realidad es que esto queda muy por debajo del diseño original… ¡Pero hemos creído y ejercido estas mentiras! 


Solo para comprenderlo mejor, dividiré este blog en dos secciones:

  1. Perspectiva para hombres, acerca de las mujeres
  2. Perspectiva para mujeres, acerca de los hombres

Pero léelo completo, porque estoy segura de que podemos juntos, quitar aquellas percepciones equivocadas que hemos adoptado y ver a los demás de la forma correcta.

¡Empecemos!


1.- Perspectiva para hombres, acerca de las mujeres


En S. Juan 8:3 al 11; vemos un relato sobre Jesús y una mujer. Escribas y fariseos la encontraron en el mismo acto del adulterio, y la llevaron a él para saber cuál era su perspectiva sobre esta situación. Jesús pronunció unas palabras que hasta hoy han permanecido en nuestras mentes e incluso, en nuestras conversaciones: “el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra”. (verso 9).

Pero no fueron palabras vacías, sino palabras llenas de su amor y de su carácter.


En ese tiempo, la cultura marcaba que la mujer no tenía voz y voto en la sociedad, estaban limitadas a hacer ciertas cosas y sin duda, la mayoría eran catalogadas como “útiles para procrear y criar”. Pero no eran reconocidas como personas valiosas, amadas y trascendentes para la población. ¡Jesús no estaba de acuerdo con esto!

Sus palabras al final del relato fueron: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”.

¿Te das cuenta del carácter de Jesús?

Ni siquiera después de saber su “historial”, la juzgó. Y sumado a esto quiero decirte que es muy probable que ella estuviera desnuda o apenas cubierta, y seguramente cuando Jesús se inclinó hacia donde ella estaba, (al escribir en la tierra), estaba agachando su cabeza para no mirarla y avergonzarla. Jesús no miró su desnudez, no aprovechó el momento para deshonrarla, la trató con la pureza que los demás hombres no hicieron, la amó tanto, que le permitió irse como una mujer limpia, amada, digna y respetada. 


En la actualidad hay tanto acceso a la información, que es sencillo ver la “desnudez” de la mujer, en un sentido emocional, moral e incluso sexual, por ejemplo, la pornografía. Y es evidente que desde edades tempranas hasta adultos mayores, han buscado estas fuentes para satisfacer una necesidad de amor y de vinculación afectiva, sin embargo no es suficiente, porque de acuerdo a recientes estudios científicos* recurrir a estos materiales, el cerebro produce ciertos químicos que en algún momento generarán satisfacción temporal, pero los llevará a buscar gradualmente experiencias cada vez más fuertes, hasta que se crea una adicción, la perspectiva del sexo opuesto se tornará exagerada y en el momento de establecer relaciones interpersonales, se sumarán todos los esfuerzos por experimentar la misma sensación que se generó anteriormente.


Hombre, la invitación no es reprimir alguna necesidad, más bien, es canalizarla correctamente.

Puedes ser casado o soltero, pero la manera en que percibes a las mujeres es importante. Acércate a ellas con el corazón de Jesús, sin verlas como objetos, sin agraviar su personalidad, sin desear violentarlas para generar satisfacción personal. Comienza a verlas como personas valiosas, que merecen el mismo respeto que una hija tuya, la misma pureza con la que verías a tu hermana, y la misma honra que merece una mamá. 



2.- Perspectiva para mujeres, acerca de los hombres


Me ha tocado un sin fin de ocasiones escuchar a mujeres de mi alrededor que buscan un hombre con ciertas cualidades, y está bien, cada una, tenemos gustos y preferencias distintas, pero es necesario saber de dónde provienen. 

Las mujeres nos manifestamos y alzamos la voz en contra de la violencia y el abuso que los hombres han establecido contra nosotras, pero muchas veces nosotras tampoco hemos respetado su masculinidad y amado su valor.


Cada uno fuimos creados con un propósito, y así como nosotras no somos un objeto sexual, ellos tampoco son una fuente inagotable de dinero o placer. Si, han sido diseñados para proveer, cuidar, proteger y promover (entre muchas cosas más), pero no es lo único. Y aunque suene muy fuera de la realidad, también se ha conceptualizado al hombre como proveedor de satisfacción y nada más, enfatizamos en ciertos tipos de cuerpo, status social o económico. Tanto hombres como mujeres tenemos corazón, decisión, sentimientos, emociones y muchas veces las hemos minimizado. 


El hombre, es amado por Dios, digno de respeto, admiración, honor y honra. ¿Por qué? Así como nosotras, ¡Ellos son semejanza y reflejo de Dios! Él puso en cada varón, su corazón y carácter, son imagen de su paternidad, servicio, liderazgo, valentía, etc. 


Literalmente, el hombre y la mujer, aunque sean diferentes en rol, gustos, cuerpo y de más, nos complementamos perfectamente. ¡Así fuimos diseñados!


Quizá algún hombre en tu vida te ha lastimado, pero el amor de Dios que sobrepasa todo conocimiento, puede enseñarte a ver a los hombres de la misma forma en que Él los ve. Si te has sentido lastimada en el pasado y eso te hizo creer que ahora puedes “usarlos” y lastimarlos como tal vez lo hicieron contigo, pero la invitación es, tener la misma perspectiva de Dios en nuestros ojos. 


El sexo, fue creado por Dios, y tanto hombres como mujeres somos hechos para vivirlo de la manera más agradable y satisfactoria, en su tiempo y con la persona que establezcamos un pacto. 


Si quieres tener una perspectiva acerca de este tema según la Biblia, simplemente pídele a Jesús que te de su opinión y empieces a ver a las personas del sexo opuesto con la misma dignidad y pureza que el las ve. 


¿Cómo hacerlo?

Si tienes una relación de noviazgo o matrimonio:

  •  usa unos momentos para concentrarte y preguntarle a Dios: “Dios, ¿Cómo ves a (nombre de la persona)?. 
  • Pídele que te enseñe a honrarlo/a y respetar sus emociones, sus sentimientos e incluso su mismo cuerpo. 

Si no tienes alguna relación en la actualidad: 

  • Simplemente pídele, que te enseñe cómo acercarte de la manera más pura y sincera con el sexo opuesto, y que te permita respetarlo/a como Él lo hace. 
  • Si en algún momento sientes la inclinación a sexualizar a cada persona que ves, sólo sé intencional y pídele a Dios que te recuerde el primer paso. 


¡Lo harás increíble! 


Keren Álvarez


Notas:

* Rachel Anne Barr es estudiante de doctorado del departamento de Neurociencia, Universidad Laval, Canadá.

Si deseas consultar más acerca de este tema, puedes ingresar al siguiente link:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-50837044