Debemos saber que hay dos tipos de motores para toda acción que decidamos tomar: el amor y el temor. Todos alguna vez hemos sentido temor, al futuro, a la enfermedad, a la escasez, a la muerte, a perder a alguien o algo, etcétera, y aunque pareciera normal, porque a todos nos ha ocurrido, no lo es, pues al ser hijos de Dios (Juan 1:12) hemos sido transformados por el amor, y en el amor no hay ningún temor (1 Juan 4:18).

El amor venció al temor cuando Jesús resucitó al tercer día, por tanto, si su naturaleza vive en nosotros (Colosenses 1:27). nosotros tenemos el poder para vencer cualquier temor que quiera venir a atormentarnos


La incertidumbre, la ansiedad, la desesperación y la frustración son producidas por pensamientos basados en el temor: “¿qué va a pasar mañana?, ¿y qué tal si ocurre esto?, no la voy a librar, ya no hay nada que hacer, no hay forma de salir de esta situación, estoy solo en esto”. Si constantemente estamos meditando en esas mentiras, lo único que pasará es que vamos a entrar en un estado de parálisis, de modo que no podamos continuar hacia lo que está adelante. Recuerda que el temor (a cualquier cosa), significa imaginarnos un futuro sin Dios. Dios jamás va a dejarnos y aún cuando las cosas no sucedan de la manera en la que estábamos esperando, Jesús es fiel a su palabra y siempre llega en el mejor momento para cumplir lo que ha dicho

El temor muchas veces puede verse como un enemigo que podría destruirnos en un segundo, pero quiero que sepas que el enemigo es del tamaño que tú decides darle, entre más atención le prestas, aparenta un tamaño mayor. Pero si en lugar de concentrarte el temor, decides enfocarte en la esperanza que hay en Jesús, entonces te darás cuenta de que el temor ya fue vencido en la cruz. 

Presta atención a lo que Jesús declara sobre ti (Romanos 8:34), medita en su palabra y cuando venga cualquier pensamiento que produzca temor en ti, comienza a declarar su palabra en cada área de tu vida, sustituye toda mentira con la verdad de lo que Dios dice acerca de ti. 


“¿Quién, pues, queda para condenarnos? ¡Ciertamente no Jesús, el Ungido! Porque dio su vida por nosotros, y más que eso, ha vencido a la muerte y ahora ha resucitado, exaltado y entronizado por Dios a su diestra. Entonces, ¿cómo podría condenarnos si está orando continuamente por nuestro triunfo?” Romanos 8:34 TPT


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Activación 

Toma unos minutos y reflexiona: ¿a qué le estoy teniendo miedo? ¿por qué le tengo miedo a eso?, ¿qué es lo que estoy creyendo acerca de mí, de una persona o una situación en específico que está generando ese miedo?  

Presta atención a todo lo que venga a tu mente y escríbelo. Ahora identifica la mentira que el enemigo ha tratado de usar para causar ese miedo. Una vez que la identifiques, comienza escribir lo que Dios dice en esa área de tu vida, recuerda que su corazón es amor, gozo, justicia, paz y bondad. 

La manera más eficaz para vencer el temor es renovar nuestra mente con lo que Dios está hablando para nuestras vidas, de esa manera silenciamos toda voz que busque atormentarnos o hacernos creer en un futuro sin Dios. 

Por ejemplo: Si identifico que hay un miedo al rechazo porque en la infancia hubo discriminación o bullying y a raíz de eso comienzo a creer que nadie va a aceptarme o que estaré solo(a), entonces voy a sustiuir la mentira que identifiqué con la verdad de lo que realmente soy: soy amado(a), soy aceptado(a), soy suficiente, Dios quiere bendecirme, soy libre de todo temor, angustia y preocupación, soy parte de una familia asombrosa.

Escrito por: Areli Núñez